Seguridad Social en suspenso
MI SENTIR
Por Balbueno Medina
Las esperanzas de reforma a la Ley 87-01, que diversos sectores
de la sociedad dominicana habían cifrado a lo largo de estos últimos dos años,
se han ido desvaneciendo por el limbo en que han caído las discusiones en torno
a la misma.
En principio, las intenciones del gobierno eran que el
proyecto de reforma a la Ley de Seguridad Social fuera sometido al Congreso
Nacional en junio del 2022, pero eso no pudo ser posible por las consabidas
contradicciones que mantienen sectores de poder a que se produzcan los cambios
que demanda la sociedad dominicana en estos momentos.
Pasó la legislatura extraordinaria y el próximo 27 de febrero
comenzará la primera legislatura correspondiente al presente año 2023, y aun
cuando se habla del sometimiento de nuevas iniciativas, nadie se ha vuelto a
referir a la reforma de la Ley 87-01, que tanto dolor de cabeza le ha dado a la
inmensa mayoría de los dominicanos.
El hecho de que los sectores organizados del país y la propia
Comisión Bicameral del Congreso Nacional que estudia las propuestas a la Ley de
Seguridad Social, no hayan puesto ese tema en la agenda del debate nacional,
indica que por el momento no se vislumbra una salida que pudiera permitirle a
las Cámaras Legislativas ponerle fin esa controversial legislación.
Parecería que por más esfuerzos y empeño que ha puesto el
presidente Luis Abinader y su gobierno por quitarle de encima el peso que
significa la injustificada aplicación de la Ley 87-01, a la mayoría de los
dominicanos, no ha podido convencer a los sectores que mantienen el juego
trancado a la modificación de la misma.
Mientras eso sucede, los afiliados al Sistema Dominicano de
Seguridad Social han venido sufriendo en carne propia los constantes paros que
el Colegio Médico Dominicano ha producido en contra de las ARS, dejando de
percibir los servicios que pagan religiosamente y viéndose obligados a pagar
dineros extras para recibir atenciones de salud.
Esa negación de servicios también ha contribuido a que las
condiciones económica y de salud de los clientes de médicos y las ARS, se hayan
deteriorado y en caso particular hasta llegar
a perder la vida si fuere necesario, por la falta de recursos económicos como
suelen sucederles a muchas familias pobres de nuestro país.
Eso significa que por más vueltas que le demos a la solución que
representa la reforma a la Ley de Seguridad Social, el país no se puede dar el
lujo de seguir postergando su modificación porque hemos llegado a un estadio en
el que la sociedad dominicana se encuentra a punto de estallar producto de la
impotencia que siente por la deficiencia y negación de servicios que debe
recibir a través de los diferentes regímenes de la Seguridad Social.
Por lo menos, si los
sectores que tienen incidencia en la determinación del futuro de la Seguridad
Social quisieran dar un paso de avance en la mejora de ciertos indicadores de
servicios a favor de los afiliados a los regímenes del sistema, deberían
mostrar mayor apertura en la mejora de salud y pensiones, que es donde las
personas se sienten menos satisfechas con la aplicación de la Ley 87-01.
Creemos que ha llegado el tiempo de que adecuemos la Ley
87-01 a las actuales circunstancias que vive el país, porque han transcurrido
casi 22 años de su aplicación y en ese tiempo han habido sectores que se han beneficiado
grandemente de las ganancias que ha generado el sistema, por lo que resulta
oportuno que ahora esos beneficios lleguen a la mayor cantidad de personas que
aportan al sostenimiento del mismo, que son los afiliados de la Seguridad
Social.
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