LIDERAZGOS ENDOZADOS
Por Balbueno Medina
El discurrir político de la República Dominicana, durante y después de la era del tirano Rafael Leónidas Trujillo Molina, nos ha demostrado que los liderazgos que se han intentado endosar a las mujeres cobijadas bajo la sombrilla del poder, no han prosperado en sus aspiraciones finales.
Trujillo Molina, quien al decir de muchos cientistas sociales, veía por los ojos de su hija, Angelita Trujillo, y en todo momento trató de mantenerla en los primeros planos del acontecer social dominicano y hasta la puso a la vanguardia de una labor tan noble como la parte social de su gobierno, no logró que la población desdibujara su imagen por acontecimientos que la vincularon a hechos negativos.
A pesar de todo ello, el Sátrapa insistió, aunque sin conseguir ningún resultado positivo, presentándola como una verdadera Angelita y con el propósito de imponérsele a ciertos sectores de la sociedad dominicana que rechazaban la reputación de esa protegida gubernamental, terminó poniéndole su nombre al único hospital especializado en el tratamiento de los niños con que contaba el país.
En cierto modo, y tomando en cuenta el peso que desde la fundación de la República ha tenido la figura presidencial en la sociedad dominicana, los tropiezos y vaivenes que se produjeron con la hija del Sátrapa, también se han reeditado durante la era pos trujillista y las experiencias, en la mayoría de los casos, no han sido positivas para el sano desenvolvimiento de los partidos políticos y el propio Estado dominicano, el cual ha sido víctima del uso de los recursos públicos para ser destinados a las campañas electorales.
Eso ha sido posible, porque desde el poder hemos visto como han sido improvisadas candidaturas a sindicaturas y a senadurías, de mujeres muy cercanas a nuestros líderes políticos, que al final de la jornada no han podido alcanzar los propósitos trazados, porque ha sido difícil endosar esos liderazgos, a pesar de los recursos invertidos en ellas.
Una de esas experiencias, la vivimos cuando a doña Emma Balaguer de Vallejo, le correspondió ser candidata a la Sindicatura del Distrito Nacional, que a pesar de haber dirigido la famosa Cruzada de Amor, que en su momento se convirtió en el brazo ejecutor social por excelencia del gobierno del doctor Joaquín Balaguer, perdió las elecciones del entonces candidato a esa misma posición por el PRD, doctor Pedro Franco Badía.
Más tarde, y sin que ese revés motivara la reflexión política de los partidos mayoritarios dominicanos, en el 1986, el presidente Salvador Jorge Blanco, en base a una negociación política interna en el PRD, logró que su esposa Doña Asela Mera de Jorge, fuera presentada como candidata a Senadora por el Distrito Nacional, siendo vencida en los comicios de ese año, por el candidato a esa posición del Partido Reformista Social Cristiano, Jacinto Peynado Garrigoza.
No obstante esas experiencias ocurridas durante el discurrir histórico político de nuestra nación, doña Peggy Cabral, a la sazón presidenta del Gabinete Económico del gobierno de Hipólito Mejía, es presentada al electorado de Distrito Nacional como candidata a Sindica en las elecciones del año 2002, y en la contienda de ese año, es derrotada por el actual Alcalde Roberto Salcedo quien en el año 1998, perdió frente al binomio José Francisco Peña Gómez y Johnny Ventura. A pesar de eso la haza volvió a repartirse con la misma Peggy Cabral, en la provincia de San Cristóbal, cuando en las últimas elecciones Congresuales y Municipales del 2010, fue enviada por el presidente del PRD ha encabezar la boleta senatorial en esa demarcación, donde acabo por sucumbir frente al candidato del PLD, Tommy Galán, quien resulto reelecto en esa posición hasta el 2016.
En este proceso electoral, y muy a pesar de que se trata de posiciones y aspiraciones políticas diferentes, nos encontramos frente a un caso que tiene características similares, como es el que tiene que ver con la candidatura Vicepresidencial de la primera dama Margarita Cedeño de Fernández, la cual podría pasar a engrosar el listado de las damas políticas perdedoras, o sencillamente romper ese fatídico records, que hasta el momento no ha favorecido a las mujeres que influenciadas por el poder y los liderazgos políticos, no han podido cristalizar sus objetivos finales.
En muchoS de los casos analizados, hemos observado que algunas de las damas que llegaron a ser candidatas por sus respectivos partidos, jamás volvieron a crecer políticamente, ni tampoco volvieron a ser tomadas en cuenta para seguir aspirando a otras posiciones públicas, y esa es otra de las interrogantes que nos podríamos hacer, en el caso de que la primera dama Margarita Cedeño de Fernández, llegue o no a pasar la prueba de fuego que se le ha impuesto.
De lo que sí estamos seguros, es que muchas de estas candidaturas, por no decir todas o la gran mayoría, han sido propuestas para complacer a los principales líderes políticos que han tenido esos partidos o para resolver problemas de unidad e integración interna a esas entidades de cara a los procesos en cuestión.
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