Hipolito Mejía apuesta su patrimonio personal si le demuestran que recibió sobornos de Odebrech

http://www.notamedin.net/2017/03/hipolito-mejia-apuesta-su-patrimonio.html
Redacción
El ex presidente de la República Hipólito Mejía, se desligo de los contratos que el gobierno que presidió en el período 2000-2004, inicio con la empresa brasileña Odebrecth, resaltando que las modificaciones implementadas a los mismos redujeron el presupuesto en seis millones y medio de dólares.
Al pronunciar un discurso por radio y televisión el ex mandatario detalló que su gobierno trabajó con la firmas Andrade Gutierre y Odebrecth el proyecto del acueducto de la Línea Noroeste y luego un segundo proyecto hidroeléctrico, la presa de Pinalito para el cual, su administración realizó ningún desembolso, ambos de vital importancia para la solución de dos problemas capitales del país.
Dijo que la corrupción y la impunidad son dos grandes males sociales vinculados entre sí, los cuales no tienen corrección efectiva sin un régimen de consecuencias-
Mejía fustigó la pasividad de las autoridades para profundizar las investigaciones sobre la red internacional de corrupción implementada por la firma Odebrecht, justificó la gran indignación de la ciudadanía, al tiempo que se mostró de acuerdo con las manifestaciones de reclamos contra la impunidad y la corrupción de la población.
A continuación el texto íntegro del discurso pronunciado por el ex presidente Hipólito Mejía-
Pueblo dominicano:
Me dirijo al país para
fijar, con responsabilidad y claridad meridiana, mi posición sobre la impunidad
y la corrupción en la República Dominicana, dos graves males que han sido resaltados
por el escándalo de ODEBRECHT.
En el contexto de asombro
e indignación social creado por este caso, se dice que los Presidentes de la
República, desde 1999 a la fecha, tienen responsabilidad directa en la comisión
de los hechos denunciados.
Con ello se pretende
dejar en la conciencia pública la idea de que, en nuestro país, todos los
gobernantes aprovechan su posición para beneficio propio.
Digo, con firmeza, que
en mi caso, eso no es verdad.
El país está indignado,
con justa razón, por los altos niveles de impunidad que existen en la República
Dominicana.
Yo comparto esa
indignación.
Estoy profundamente
convencido de que toda persona que ocupe o haya ocupado un cargo público,
especialmente la Presidencia de la República, está en la obligación de rendir
cuentas de sus actos.
Consecuentemente, hoy hablaré
sobre los dos proyectos en que participó la firma ODEBRECHT durante mi mandato.
Tengo la convicción de que la corrupción y la
impunidad son dos graves males sociales que están estrechamente relacionados
entre sí. No hay combate real y efectivo a la corrupción sin tener un régimen
de consecuencias que frene la impunidad.
En primer lugar, la
corrupción no sólo hace daño a las instituciones y a las leyes, sino que
también corrompe el alma de los pueblos.
En segundo lugar, la
corrupción corrompe y daña los sistemas políticos de nuestras naciones.
¿Cuáles son las
consecuencias de la impunidad?
Tenemos que convenir
que la impunidad estimula la corrupción; distrae fondos públicos que deberían
ser invertidos en mejorar la calidad de vida de la gente; distorsiona la
competitividad de la economía; y, de manera particular, contribuye a perpetuar
la pobreza y la exclusión social.
Debemos destacar que la
corrupción y la impunidad son un pésimo ejemplo para las generaciones jóvenes.
En nuestro país, el
maridaje de la corrupción y la impunidad es lo que explica que nuestra nación
ocupe el lugar número diez entre los países más corruptos del mundo, y el lugar
número ocho en América Latina, tal como reporta el Foro Económico Mundial en su
informe sobre competitividad y corrupción del año 2016.
En el país hay un largo
rosario de casos de corrupción que han sido soslayados para proteger a funcionarios
de los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana que han cometido actos
dolosos.
Lo cierto, señoras y
señores, es que bajo los gobiernos del PLD, una parte importante del patrimonio
público fue dilapidada en perjuicio del pueblo dominicano. Esos actos de
corrupción han sido cubiertos por un manto de impunidad, mediante el control de
la justicia, para asegurar el blindaje a los funcionarios corruptos.
La primera cuenta de
este rosario de corrupción fue la Ley de Capitalización de la Empresa Pública,
promulgada durante el período de
gobierno 1996-2000.
Recuerdo con nostalgia,
como muchos de ustedes, las famosas tres “C”, es decir el Consejo Estatal del Azúcar
(CEA), la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE), y la Corporación Dominicana
de Empresas Estatales (CORDE).
Esas tres
instituciones generaban miles de
empleos, aportaban bienes y servicios a la economía y gran cantidad de divisas,
contribuyendo así a la distribución de la riqueza y a la dinamización del
conjunto de la economía.
Los gobiernos del PLD
se encargaron de destruir esas importantes fuentes de riqueza, destruyendo, en
algunos casos, la única fuente de empleo, y sembrando así pobreza y miseria en
muchos lugares del país.
Eso lo sienten en carne
propia los pobladores de San Pedro de Macorís, San Cristóbal, Monte Plata, San
Luis, Guerra, Puerto Plata y Boca Chica, entre otros.
En cuanto a la antigua
Corporación Dominicana de Electricidad (CDE), su privatización, en 1999,
significó la pérdida de un importante patrimonio de la nación, a cambio de casi
nada.
Fruto de esa
privatización, se aumentaron significativamente los subsidios al sector
eléctrico, contrario a lo prometido por sus mentores de que los mismos serían
eliminados. En cambio, esos subsidios se incrementaron hasta alcanzar un promedio superior a los 600
millones de dólares anuales.
En lo que se refiere al
Acuerdo de Madrid, firmado durante mi gestión, la realidad es que este acuerdo
permitió mitigar el impacto de los altos precios de los combustibles en el
costo de la energía servida, al convertir los contratos de corto plazo en otros
de mediano plazo.
Sobre los Acuerdos de
Compra de Energía, conocidos como PPA, quiero destacar que durante nuestra
gestión no se firmó ninguno. En cambio, se eliminaron 14 contratos por 810
megavatios, firmados por el gobierno anterior. Eso se tradujo en un ahorro de
100 millones de dólares anuales.
Como si lo anterior no fuese suficiente, el país ha
visto la comisión de numerosos actos de corrupción que no han sido sancionados
por los tribunales competentes. Veamos algunos de ellos:
La Oficina de
Ingenieros Supervisores de Obras del Estado, mejor conocida como OISOE, es un
emblema de las anomalías que ocurren en el sector público, ya que allí, según
se ha puesto en evidencia, se practica la extorsión, se sobrevalúan las obras y
se viola la Ley de Licitaciones, entre otras.
Otro caso lo constituye
la compra de varios aviones Súper
Tucanos a la empresa brasileña EMBRAER. Hasta hoy, persiste la creencia de que
en esa operación hubo sobrevaluaciones y se habrían pagado comisiones por tres
millones y medio de dólares.
En este caso, habría
que analizar si las irregularidades incluyen también la prima de los seguros
para esos aviones.
El Instituto
de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA), es otra institución donde han
ocurrido anomalías. En esa institución, una sola compañía fue beneficiada con nueve
contratos, de los cuales ocho fueron suscritos en un solo día.
Estos casos de
corrupción que acabamos de ver constituyen solo una muestra de lo que ha
ocurrido en los gobiernos del PLD sin que los mismos hayan recibido el castigo
que la Ley contempla.
Y esa impunidad,
señoras y señores, ha abierto una herida moral en nuestra sociedad, que todavía
no ha sido sanada.
Esa es la verdadera
herida social que genera pobreza, perpetúa la exclusión, y debilita la cohesión
social en nuestro país. Esa es la verdadera herida social que no se cura con el
clientelismo y la impunidad.
A diferencia de la
protección a la corrupción que han hecho otros presidentes, me siento con la
conciencia tranquila, y orgulloso de que en mi gobierno se enfrentó con responsabilidad
y apego a la Ley uno de los casos de corrupción más graves de nuestra historia
reciente.
Me refiero al caso
BANINTER y otras instituciones bancarias.
En efecto, en el año
2003, cuando se reveló que en este banco se había violado la Ley en perjuicio
de miles de ahorrantes, tuve la determinación de enfrentar la crisis que esto
generó, y someter a la justicia a los responsables del fraude.
En este caso, a todos
los ahorrantes se les pagó su dinero sin macuteo ni extorsión.
Para evitar la repetición
de un fraude con esas características y que las arcas públicas tuvieran que
cargar con las consecuencias, fue aprobado, por iniciativa nuestra, un nuevo
marco regulatorio que incluía, entre otras cosas, transferir la responsabilidad
civil a los accionistas de los bancos.
Actué de esa manera,
por mi convicción de que la lucha contra la corrupción exige de un régimen de
consecuencias, sin impunidad, y con un justo castigo de los culpables.
De igual manera procedí
en otros casos de corrupción que involucraron a funcionarios de mi gobierno.
Ahora quiero referirme
de manera particular a los dos proyectos en que estuvo involucrada la compañía
ODEBRECHT durante mi mandato.
El primer proyecto que
involucró a la ODEBRECHT, en mi gobierno,
fue el Acueducto de la Línea Noroeste.
En efecto, al asumir la
Presidencia encontré un contrato de préstamo por un monto de 129 millones de
dólares, que había sido aprobado el 7 de octubre del 1999, por el gobierno
presidido por el doctor Leonel Fernández, para este importante proyecto.
Decidí darle
continuidad a ese proyecto porque conozco, desde hace mucho tiempo, la
relevancia del agua potable para mejorar la calidad de vida de los residentes
de la Línea Noroeste. De manera muy personal, me sentí en el deber, como
presidente, de hacer realidad el sueño de Antonio Guzmán y José Francisco Peña
Gómez de dotar agua a esa región.
El proyecto original
fue reformulado para conseguir dos objetivos:
Primero, llevar agua
potable a comunidades no incluidas en el diseño original, tales como Navarrete,
en la provincia de Santiago; Manzanillo, en la provincia de Montecristi; y
Carbonera, en la provincia de Dajabón; y la Loma del Flaco, en la provincia de
Valverde, entre otras.
En segundo lugar, se buscaba
que el acueducto funcionara por gravedad, en lugar de usar bombas de impulsión.
Al distribuir el agua por gravedad, los costos de operación del acueducto se
reducirían considerablemente durante su vida útil.
El contrato de
ejecución de esta obra fue adjudicado a un consorcio integrado por las empresas
brasileñas Andrade Gutierres y ODEBRECHT.
Los cambios
introducidos al diseño de esta obra, para alcanzar los objetivos antes
mencionados, resultaron en una modificación del presupuesto original de 129 a
141 millones de dólares, solo para el Acueducto de la Línea Noroeste.
Al término del gobierno
que presidí, el Acueducto de la Línea Noroeste no estaba concluido.
Correspondió al nuevo gobierno continuar esa obra.
El otro proyecto
contratado con la empresa brasileña, durante mi presidencia, fue el de la Presa
de Pinalito.
Este proyecto consistía
en la construcción de una central hidroeléctrica en la provincia Monseñor
Nouel, aguas arriba de la presa de Río Blanco.
¿Por qué este proyecto
era necesario?
La importancia de esta
obra se resumía en dos objetivos principales.
El primero era la
generación hidráulica de 50 megavatios de energía eléctrica. Y, el segundo, la
protección de la cuenca hidrográfica de la presa de Río Blanco.
Aunque ese proyecto no
se ejecutó durante mi presidencia, considero imperativo explicar los pasos
dados por mi gobierno para su formulación y búsqueda de financiamiento.
La viabilidad de esta
obra había sido determinada en 1984, es decir 16 años antes del gobierno que
presidí, por un estudio de pre factibilidad realizado por la Agencia
Internacional de Cooperación Económica (JICA), mediante una donación del
gobierno de Japón.
Posteriormente, en
julio de 2002, se contrató el estudio de factibilidad y diseño definitivo de
esa obra. Ese estudio fue hecho por la empresa M.W. Energy, y el mismo fue
pagado con una donación de 400 mil dólares, aportada por el gobierno de los
Estados Unidos de América, a través de la Agencia de Comercio y Desarrollo
(TDA).
Basado en los términos
técnicos y financieros de ambos estudios, se hizo una invitación a un conjunto
de empresas especializadas en este tipo de obras, a fin de que presentaran sus
propuestas.
Este proyecto involucró
la obtención de dos préstamos:
El primer préstamo se
hizo con el Banco Nacional de Desarrollo y Social de Brasil, por el monto de
101 millones 460 mil dólares.
El segundo préstamo se
hizo con el ABN AMRO Bank, de Holanda, por un monto de 30 millones 260 mil
dólares. Es decir, que el monto aprobado para dicho proyecto fue de 131
millones 720 mil dólares.
Desde octubre de 2002
hasta agosto de 2004 se realizaron tres adenda a este proyecto. Eso resultó en
la prórroga del plazo para la propuesta de financiamiento y para incluir, sin
alterar el presupuesto, un estudio de impacto ambiental y la supervisión de la
obra, entre otras cosas.
Esos cambios
representaron un ahorro para el país de seis millones y medio de dólares.
Aunque para el 2004 ya
se habían terminado todos los estudios y disponíamos de los recursos para
iniciar la ejecución de la obra, la prudencia me aconsejó, que en medio de una
campaña electoral, era inoportuno iniciar una obra que trascendía el término de
mi gobierno.
Eso significa que
durante mi gobierno no se desembolsaron fondos para la Central Hidroeléctrica
de Pinalito.
Señoras y señores:
A casi dos meses de que
se revelaran al país los hechos que involucran a la ODEBRECHT, la ciudadanía no
ha recibido de las autoridades una explicación convincente de los resultados de
sus investigaciones sobre el mismo.
Esa falta de
información ha creado una duda sobre si los responsables de dichos actos
recibirán las sanciones correspondientes.
La decisión tomada por
el juez apoderado de la validación del acuerdo del Estado Dominicano y la
ODEBRECHT, de declarar inadmisible dicho
acuerdo, añade un nuevo elemento de incertidumbre sobre este caso.
Pueblo dominicano:
Estoy convencido de
que, con el caso de ODEBRECHT, la
justicia tiene una gran oportunidad de poner freno a la impunidad.
Para luchar de verdad
contra la impunidad, además de las acciones del sistema judicial, es imperativa
la movilización de las ciudadanas y ciudadanos.
Quiero decir, con
claridad, que doy todo mi apoyo a la movilización constante y pacífica de la
ciudadanía, como ocurre en todo el país.
Es así como
construiremos una mejor República Dominicana.
Dominicanas y
dominicanos:
Quiero, para finalizar,
decir con toda la firmeza que el caso demanda, que no tengo nada que ocultar
sobre mi conducta como figura pública.
No es la primera vez
que, de manera irresponsable, se ha insinuado que he estado involucrado en
actos de corrupción. Se me atribuyó la propiedad de la Finca Aguayo; del
Proyecto de Mango de Fundación, en Baní; y de la Finca Ganadera de YSURA, en
Azua, entre otras. En todos esos casos, el tiempo demostró que tales
aseveraciones eran infundadas.
Hoy, también de manera
irresponsable, se dice que, en el caso de ODEBRECHT, podría haber actuado al margen
de la ley, lo cual también es incierto.
La lucha contra la
corrupción siempre ha sido parte fundamental de mis posiciones políticas. Para
muchos, la causa por la que no pude alcanzar la victoria en las elecciones del
2012 fue mi posición intransigente ante ese flagelo y mi actitud de no hacer
concesiones a quienes perseguían un pacto de impunidad.
Reto a cualquier
persona que, si puede demostrar de manera cierta y veraz, que en el ejercicio
de mis funciones públicas o en mis actividades privadas, tanto mi esposa, mi
hermana y mis hijos, como yo, cometimos algún acto de corrupción, estaría en
disposición de retirarme de la vida política y entregar mi patrimonio al Estado.
Que Dios nos bendiga a
todas y a todos.
Muchas gracias.
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