El derecho a protestar por una mejor nación
http://www.notamedin.net/2020/02/el-derecho-la-protestar-por-una-mejor.html
Por Balbueno Medina
Mi Sentir
Mi Sentir
La Republica Dominicana ha venido experimentando una serie de
nuevos comportamientos ciudadanos que son
saludables para la solución de los problemas de la noción y por lo que
apreciamos, tienden a madurar en sus exigencias, conforme avanza el tiempo.
Una muestra palpable de eso lo es, el movimiento más reciente surgido a raíz
del fracaso de las elecciones del 16 de febrero, llamado wa wa y popí, que
alrededor de la Plaza Independencia ha venido reclamando transparencia en el
proceso electoral de cara a las elecciones del 15 de marzo, algo con lo cual se
identifican la mayoría de los ciudadanos.
Aunque estos movimientos se han venido reeditando en diversas
partes del mundo y muy particularmente en varios países de América Latina, sus características han sido
totalmente diferentes, porque mientras en otras partes del continente sus
acciones se enmarcan en el ámbito de la violencia, en que en nuestro país las
protestas se han llevado de manera pacífica y con resultados inmediatos.
Para sustentar el hecho de que las protestas han recibido la
atención de las autoridades, debemos remontarnos al movimiento de las
sombrillas amarillas que se propuso conquistar el 4 por ciento para la
educación y logro que los candidatos desde el 2012 se comprometieran a honrar ese
compromiso que al asumir la presidencia de la Republica cumplió el presidente
Danilo Medina, y se ejecuta tal y como se convino.
Luego, como todos conocemos, surgió el movimiento Marcha Verde y también logró
parte de sus objetivos haciendo que el gobierno renegociara el contrato con la
Barrick Gold y conforme pasó el tiempo al cumplir con su cometido se fue
diluyendo, por lo que ahora estamos frente a otro escenario en el que han
surgido nuevos actores.
Todos estos movimientos, aun cuando son espontáneos y
esporádicos, según hemos visto en el análisis que hacemos de su surgimiento,
son buenos y representan las demandas de los ciudadanos en momentos en que la
población dominicana entiende que la paz social y la democracia se encentran
amenazadas por circunstancias que se presentan alrededor de la patria.
Lo más importante es que, como han clamado algunas voces
autorizadas de la sociedad dominicana, estos movimientos que surgen del seno
del pueblo dominicano no sean contaminados con la política, porque eso
desnaturalizaría la existencia de los mismos y los resultados que se obtendría
no serían favorables al país.
El gobierno y los partidos de oposición están en el deber de
preservar el derecho que se ha ganado el pueblo dominicano de demandar
pacíficamente en las calles la solución a los problemas que acogotan a los
ciudadanos y propugnar porque los mismos reciban las respuestas que demandan
las comunidades en cada momento.
Las manifestaciones pacíficas
de la población dominicana, es una demostración de la madurez cívica que
han alcanzado los sectores de la vida nacional y la garantía más efectiva de
solución a los problemas por los que atraviesan la mayoría de dominicanos.
Por lo sucedido, debemos felicitarnos todos los dominicanos,
gobernantes y gobernados, porque somos capaces de exigir nuestros derechos y
proveer respuestas en momento oportuno, como ocurrido a raíz de las elecciones
fallidas el 16 de febrero, cuando fuimos capaces de ponernos de acuerdo para
impedir un baño de sangre en el país y ahora al buscarle la salida con el
concurso de un actor neutral como los organismos internacionales que se
encargara de esclarecer todo lo ocurrido ese fatídico día de fin de semana.
26 de febrero 2020
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