¡El clímax del conflicto dominicano-haitiano!
MI SENTIR
Por Balbueno Medina
El desorden y la
inoperancia en que se desenvuelve el vecino país de Haití, obligaron al
gobierno dominicano a tener que tomar medidas extremas y aleccionadoras en la frontera que comparten
ambas naciones.
Las constantes
provocaciones e incumplimientos que las autoridades haitianas han contraído
frente al gobierno dominicano, agotaron la paciencia del presidente Luis
Abinader, quien les ha enviado un claro mensaje en el sentido de que República
Dominicana no está en condiciones de seguir siendo atropellada con sus malas
acciones.
Si bien es cierto que
en Haití existe un gobierno débil, diezmado por las bandas de antisociales, no
es menos cierto que debe tener el poder y la responsabilidad de autorizar a un
grupo de empresarios a detener la construcción del canal que se ha convertido en
la manzana de la discordia entre ambos países.
La excusa de que las
autoridades haitianas no pueden detener la construcción del canal, carece de
fundamento lógico y legal, máxime si se trata de una obra que amenaza con
provocar una guerra civil entre dos países que comparten la misma Isla.
El momento es muy
oportuno para que ese diferendo se dilucide en la reunión de las Naciones
Unidas que se lleva a cabo en New York, porque como es bien sabido, no solamente
se fundamenta en la irresponsabilidad
que evidencia el gobierno haitiano con la permisibilidad de la construcción del
canal, sino con la violación que permite al acuerdo de paz y amistad reciproca
del 1929.
Por esa razón, el
gobierno dominicano que durante muchos años ha soportado estoicamente los
desplantes, violaciones y malos tratos de los gobiernos haitianos, se vio en la
obligación de reaccionar de una manera en la que no solamente el pueblo
haitiano sintiera su indignación, sino toda la comunidad internacional que estará
congregada gran parte de esta semana en el foro de las Naciones Unidas en New
York.
El presidente Luis
Abinader, ha sido coherente y mesurado en su trato frente al pueblo haitiano y
sus reclamos a la comunidad internacional para que acuda en auxilio de esos vecinos,
pero las circunstancias le obligaron a dar un paso más hacia el interés de
provocar una mayor atención hacia la difícil problemática que confronta ese país,
a pesar del daño económico que ha venido produciendo a la República Dominicana
el cierre de la frontera.
Es de esperarse que
tanto el gobierno haitiano como la propia comunidad internacional reunida en la
sede de las Naciones Unidas, contribuyan a devolver la paz social y las
relaciones comerciales y bilaterales que deben mantener ambos países que comparten
la misma Isla, por el cierre que se ha producido en la frontera producto de una
medida arbitraria y abusiva llevada a cabo por empresarios privados haitianos y
permitida por las autoridades de ese país.
De su parte, el pueblo
dominicano debe mantener su absoluto respaldo al gobierno para que continúe
manteniendo su política de reclamos, tanto al gobierno haitiano como a la
comunidad internacional del respeto a la soberana nacional y a los tratados
suscritos por ambos países para que se resuelva de una vez y por todas las
diferencias que se han creado como consecuencia de la construcción de ese canal
ilegal.
Ojalá y se produzca un
buen entendimiento entre los gobiernos dominico-haitiano y la comunidad
internacional, que permita frenar la construcción del canal, para que se
reanuden las relaciones comerciales y bilaterales entre ambos países, como prometió
el presidente Luis Abinader, que tan
pronto como se detenga la obra la frontera será reabierta para seguir operando
de manera normal.
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