LOS CUESTIONAMIENTOS, DUDAS Y CONFUSIONES CREADOS POR LA JUSTICIA DOMINICANA
http://www.notamedin.net/2017/09/los-cuestionamientos-dudas-y.html
MI SENTIR
Por Balbueno Medina
Lic. Balbueno Medina
De la vieja Grecia heredamos la división de los Poderes del
Estado y conforme a lo que plantearon Platón y Aristóteles, todo luce indicar
que copiamos lo peor, razón por la cual las imperfecciones en el funcionamiento
de la mayoría de ellos nos mantiene entre avances y retrocesos.
En nuestro país, en diversas ocasiones hemos presenciado cómo
las crisis han sacudido a los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, al punto
de que los enfrentamientos entre sí, por poco no han llegado a tener
repercusiones sociales que pudieron haber puesto en peligro la democracia de que todos disfrutamos. Uno de
esos episodios lo vivimos a raíz de la crisis que se produjo por el control de
la Liga Municipal Dominicana en el 1999, donde el Ejecutivo estuvo a punto de
disolver el Congreso Nacional, por el enfrentamiento con el Poder Legislativo
que ostentaba el opositor Partido Revolucionario Dominicano.
Mientras esa crisis política debilito la credibilidad de los
Poderes Ejecutivo y Legislativo, el tercer Poder del Estado, el Judicial, emergía
como el único que contaba con mayor aceptación entre la población dominicana,
como consecuencia del acuerdo político que se produjo en 1997, que permitió la
escogencia de una Suprema Corte de Justicia con mayor independencia que las que
habíamos tenido hasta ese momento.
Desde entonces la justicia había seguido ganando terreno en el seno de la
sociedad hasta el punto de que su mayor credibilidad se concentraba entre sus
propios actores, porque había desaparecido el fantasma de las fábricas y ventas
de sentencias en los tribunales del país, desde los litorales de prestigiosos
bufetes de abogados que se dedicaban a esas prácticas desde tiempos remotos.
Tras el cansancio y el desgaste, como era previsible
observar, por lo mismo que nos impone la dialéctica, la Suprema Corte de
Justicia del 1997, se fue desintegrando hasta que trajo consigo la denominada
Segunda Ola de Reformas del Poder Judicial, a partir de la cual se crearon las
Altas Cortes, que aunque por un lado nos colocaron a nivel de otras naciones
desarrolladas del mundo, por el otro nos trajeron cosas tan novedosas de las que el país no estaba acostumbrado y que
con el paso del tiempo se han convertido en interrogantes que han sembrado dudas
entre la población dominicana.
Es probable que el
desprendimiento de lo que estamos viviendo en la justicia dominicana no sea
producto de la nueva ola de reformas que se produjo en ese Poder del Estado,
sino de un conjunto de factores internos que han incidido negativamente para
que el descredito en que se ha metido se profundice cada día más, y donde el
manejo mediático de los casos que ella conoce tiene más peso que las mismas
leyes que debe aplicar.
Los manejos que se le ha dado a casos políticos, de drogas, corrupción
y de otros delitos cometidos por sectores de poder, han puesto en
cuestionamiento a la justicia dominicana y en términos de imagen pública nos ha
devuelto a los años en que la gente denunciaba la supuesta venta de sentencias
que hacían figurar a ese Poder del Estado como un mercado comercial cualquiera.
Los argumentos que escuchamos de abogados en ejercicio y de
la población común y corriente entorno a los diversos casos que se producen hoy
en la Justicia Dominicana, son sorprendentes y nos indican que el que no cuente
con recursos suficientes para poder enfrentar lo costoso que resulta impartir
justicia en nuestro país, que mejor se
olvide de instrumentar cualquier expediente por simple o sencillo que le
parezca.
La realidad es que cada caso debe disponer de un amplio
presupuesto que abarca desde el ámbito judicial hasta el ámbito mediático, con
el objetivo de lograr los lineamientos trazados en materia de conveniencia al
cliente que está en disposición de cubrir esos costos y por esa razón hemos
visto cómo algunos tribunales de la Republica han tenido que revisar sus
propias sentencias dando ganancia de causa a los condenados, sumiendo más en el
descredito a la mujer que cubre sus ojos con el manto blanco.
En definitiva, las medidas tomadas en el caso de Odebrecht y
muy particularmente en lo que tiene que ver con Ángel Rondón y Víctor Díaz Rúa,
que estuvieron influenciadas por una
parte importante de los comunicadores y medios de comunicación del país, ha
abonado profundamente el descredito de la Justicia y ha sembrado la duda en la población dominicana
de cara al futuro que le espera a ese caso en nuestro país, lo que ameritaría una
tercera Ola de Reformas en el Poder Judicial.
20-9-2017
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