Rosa Duarte no pudo volver a Santo Domingo.

Por Luis Martín Gómez 

Lic. Luis Martín Gómez 

. Lo intentó hacia el final de su vida, pero la negativa a retornar de Manuel, el hermano menor con trastorno mental, hizo que desistiera. Solidaria, decidió quedarse en Caracas, Venezuela, para cuidar al hermano enfermo, igual que había hecho antes con su hermano héroe, Juan Pablo, y con su sacrificada madre, Manuela.
Era 1884. El ayuntamiento de Santo Domingo había concedido a Rosa y sus hermanos Francisca y Manuel, los Duarte Díez sobrevivientes en Caracas, un aporte de dos mil pesos para adquirir una casa en la capital dominicana y una pensión vitalicia de 45 pesos mensuales.
El gesto, tardío, no fue espontáneo. Llegó después de la dramática exposición que en 1883 hiciera uno de los tíos materno de los Duarte Díez, José Prudencio Díez, ante el Congreso Nacional dominicano, en la que informaba de la precaria situación económica de sus parientes y su deseo de regresar a la patria fundada por su hermano Juan Pablo, de la cual habían sido expulsados a perpetuidad treinta y ocho años antes...

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Atentos saludos.
Luis Martin Gómez

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