Sectores promueven abortar reforma a Ley 87-01 con propuestas provocarían repulsa social
MI SENTIR
Por Balbueno Medina
La Comisión Especial
del Congreso Nacional que estudia las reformas a la Ley 87-01 de Seguridad
Social, ha sido apoderada de una serie de propuestas que lejos de estimular la adecuación
de esa legislación, provocarán que vuelva a caer en el limbo.
A nadie le cabe en su
sano juicio, que, habiendo más de 720 mil millones de pesos acumulados, en las
Cuentas de Capitalización Individual de los afiliados a la Seguridad Social, y
aun faltando nueve años para que se produzca el plazo para comenzar el proceso
de entrega de pensiones por la acumulación de las 360 cuotas, la Asociación
Dominicana de Administradoras de Fondos de Pensiones (ADAFP), se destape con
una propuesta tan inaceptable como la que sugiere el aumento hasta los 65 años
de edad para que los ciudadanos puedan disfrutar de una pensión.
Con esa propuesta, que
la población dominicana ha rechazado y que podría provocar una gran repulsa
social, y de paso llevarse por delante los anhelados deseos de la inmensa mayoría
de los ciudadanos de contar con una verdadera reforma integral a la Ley de
Seguridad Social, la ADAFP, ha demostrado que desconoce la realidad del mercado
laboral dominicano.
Se pueden contar con
los dedos de las manos y sobran dedos, las empresas formales que mantienen en
sus nóminas a personas que hayan alcanzado los 60 años de edad, ni a los que
tienen diez años menos, o sea de 50 años, lo que demuestra que la propuesta de
la ADAFP es inviable e inaceptable porque a los trabajadores que lleguen a los
65 años se les hará muy difícil alcanzar las 360 cotizaciones para obtener sus
pensiones, debido a que estarán fuera del mercado de trabajo.
La mayoría de las
empresas que se disputan el mercado de trabajo en nuestro país, buscan jóvenes de
entre 22 y 29 años de edad y los que actualmente se mantienen activamente
laborando, de entre los 30 y 40 años, ha sido porque llevan un promedio de 10 a
14 años sirviendo a esas instituciones y se ven obligadas a mantenerles por lo
elevado que les resultan sus prestaciones laborales o porque son profesionales
competentes que no han podido ser reemplazados por las ofertes del mercado.
Las propuestas que por
su parte ha hecho la Asociación Dominicana de Administradoras de Riesgos de
Salud (ADARS), tampoco han sido alentadoras para quienes aportan al
sostenimiento del Sistema Dominicano de Seguridad Social, porque lo que la población
dominicana en sentido general ha interpretado que lejos de beneficiar a los
afiliados al régimen de Salud y Riesgos Laborales, lo que hacen es que los
perjudica.
De no reconsiderarse
muchas de estas propuestas que lo que buscan es robustecer el posicionamiento
de las empresas que manejan los recursos de la Ley de Seguridad Social a favor
de los afiliados a los diferentes regímenes que la conforman, advertimos que
vamos a vivir momentos de inestabilidad social porque las mismas van dirigidas
a crear mayores disgustos e insatisfacciones a los trabajadores del país.
¿Por qué la ADARS no
propone que los 8 mil pesos que se les dispensa de medicamentos anualmente a
los afiliados al Plan Básico de Salud, les sean acumulados cuando por cualquier
razón o circunstancias no los agoten en ese periodo para el o los años
siguientes? En este momento de reformas de la Ley 87-01, esa debería de ser una
de las principales preocupaciones de la Asociación Dominicana de Administradoras
de Riesgos de Salud, para que le demuestre al país que verdaderamente desea una
modificación al Sistema Dominicano de Seguridad Social que ponga en el centro
el bienestar de la gente.
Lo ideal sería que ese
monto que estableció el Consejo de la Seguridad Social, en momentos en que la población
dominicana se paró en dos patas para que de 3 mil pesos que se entregaban,
fuera elevado a 8 mil pesos, sea indexado conforme a los niveles de inflación que
se registren en el país y que se vayan acumulando años tras años, en caso de
que el asegurado no utilice los medicamentos que les corresponde.
Siempre y cuando no se
revisen ese gran cumulo de beneficios que solo favorecen a quienes administran
los diferentes regímenes de la Seguridad Social, no tendremos un verdadero
Sistema de Seguridad Social en la Republica dominicana, ni mucho menos podremos
renunciar a los planes complementarios y especiales que actualmente amprara la
Ley 87-01, en su capítulo IV, porque seguiremos todos desprotegidos y por vía
de consecuencia solamente acudiendo a estos últimos podremos sobrevivir en este
sistema que solamente beneficia a quienes administran el capital de los
trabajadores del país.
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