LOS DERECHOS COMO GARANTÍA DE LA DEMOCRACIA

http://www.notamedin.net/2017/06/los-derechos-como-garantia-de-la.html
Por Balbueno Medina
La posición externada por un “grupo de intelectuales”, en un
documento en el que piden la renuncia del presidente Danilo Medina, ha causado
un revuelo innecesario en la sociedad dominicana que puso de manifiesto el
nivel de fanatismo de sectores que lucen radicalizados de cara a la lucha
contra la corrupción y la impunidad que se libra en el país.
Todo ciudadano sensato, que ame el progreso y el bienestar de
la nación, coincide con los postulados que se han enarbolado contra la corrupción
y la impunidad, porque estamos conscientes que solo poniendo freno a estos
flagelos podremos tener una sociedad más justa y equitativa para todos.
Tomando en cuenta esa premisa, es que podemos considerar que
tanto los esfuerzos que se hacen desde el Movimiento Verde por lograr que los
que recibieron sobornos de la Odebrecht paguen por sus actos, como las
iniciativas que se realizan desde el gobierno para transparentar el ejercicio
de la función pública y de esa manera cerrarle el paso a los corruptos que
acostumbran a asaltar las instituciones del Estado cuando son nombrados en los
puestos públicos.
Desconocer los esfuerzos y los derechos que tienen ambas
partes de enfrentar desde sus ámbitos particulares, la corrupción y la impunidad,
es tratar de impedir que avancemos hacia la consecución de un objetivo común del
pueblo dominicano, y eso no se puede admitir, porque sería desacreditar los
procesos que se llevan a cabo para poner fin a esa práctica vieja en nuestro país.
De ahí es, que debemos respetar el espacio que le corresponde
a cada quien que desee aportar su grano de arena en la cruzada que ha iniciado
el pueblo dominicano contra la corrupción y la impunidad y dejarnos de tratar
de restar méritos y desacreditar a quienes estando en ámbitos diferentes
mantienen el fin común de enrumbar la nación por un camino distinto.
El documento de los “intelectuales”, debe verse como parte
del juego democrático que vive el país, donde se permite la disensión de los
diferentes sectores que componen la sociedad dominicana y que como consecuencia
de la polarización que se ha producido por el caso Odebrecht y la lucha contra
la corrupción y la impunidad ha exacerbado los ánimos de los sectores que se
encuentran enfrentados por sacar provecho de esa situación.
Cuando eso ocurre, es natural que alquilen se equivoque en
los planteamientos frente a determinadas posiciones, ya que las pasiones
desbordadas hacen que las personas se obnubilen y terminen por proponer medidas
extremas como la renuncia del presidente de la República, quien de acuerdo al
mandato constitucional está previsto a concluir su gestión el 16 de agosto del
año 2020.
Desde luego, la propuesta del “grupo de Intelectuales” generó
una especie de maremágnum mediático provocado por quienes se encuentran
enfrentados por sacarle el mejor provecho posible a la lucha contra la corrupción
y la impunidad, que hizo aflorar los sentimientos de quienes hasta el momento habían
estado observando el desarrollo de los acontecimientos, que son el presidente
Danilo Medina y el presidente de la Junta Central Electoral, julio Cesar
Castaños Guzmán, quienes se habían mantenido callados hasta el momento.
Lo expresado por el primer mandatario: (que me dejen trabajar
tranquilo). Y lo proclamado por el
numero uno de la Junta:( conmigo que no cuenten para organizar unas nuevas
elecciones antes de vencerse el actual mandato presidencial), sin lugar a dudas
se convirtieron en la respuesta obligada para quienes abrieron un debate estéril
y en el que el país se enfrasco durante toda una semana profundizando las
diferencias entre grupos que persiguen el mismo fin, por medios diferentes.
Las disensiones son los insumos que alimentan los regímenes democráticos
y por vía de consecuencia pueden ser permitidas, pero los extremismos muchas
veces suelen develar las intenciones ocultas de quienes, valiéndose de los reclamos
justos del pueblo, pretenden pescar en río revuelto creando situaciones que
lejos de favorecer a las grandes mayorías resulten provechosas para ellos
mismos. ¿Podría ser ese el caso de los intelectuales?
Ciertamente, yo no lo sé, porque entre ellos hay mucha gente valiosa y
prestante, pero me inquieta que algunos se hayan destapado descalificando a los
que elaboraron el documento señalando que no lo firmaron. Si eso es verdad, la situación
es más grave de lo que nos imaginamos. Ahí hubo gato entre macutos.
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