La tormenta que sacude al Ministerio de Educación

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MI SENTIR
Por Balbueno Medina
A raíz de la llegada de Antonio Peña Mirabal, al Ministerio
de Educación, al parecer se han desatado todos los demonios en esa importante institución
del Estado, hasta el punto de que las quejas y protestas contra las acciones de
ese funcionario no han cesado cada día.
El nuevo titular del Minerd, retorno al Ministerio del cual
fue funcionario Administrativo con el propósito
de confrontar con los diferentes actores que convergen en el sector de la educación
y con quienes prestan servicios al mismo.
El primer enfrentamiento que sostuvo Peña Mirabal, fue con el
anterior Ministro Andrés Navarro, tras haber denunciado una serie de
irregularidades en su gestión, las cuales no pasaron de ser una denuncia ante
los medios de comunicación, porque hasta el momento no hemos visto ninguna acción
anticorrupción frente a los estamentos correspondientes del Estado que luchan
contra ese flagelo.
El nuevo titular del MINERD, al parecer ha querido mantener a
esa institución en los primeros planos de la prensa nacional, mediante la confrontación
con diferentes sectores, y por esa razón hemos visto como han proliferado las
denuncias en contra de su gestión.
De esas diferencias con Peña Mirabal, no ha sido exceptuada
la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), con la cual prometió trabajar armónicamente
por el bienestar de la educación nacional, pero sin embargo le ha venido
fallando en todo lo acordado a raíz de su designación al frente del MINERD.
El presente año escolar, ha sido iniciado con muchos
inconvenientes en todo el territorio nacional, producto de la sinrazón del
Ministro Peña Mirabal, y la falta del
compromiso que asumió frente a la ADP y
al país, al prometer la designación de
manera transparente de los profesores que hacen falta en los diferentes centros
educativos y acondicionar los planteles escolares para que los estudiantes
asistan de manera adecuada a las clases en las escuelas públicas.
A ese malestar interno, que amenaza con hacer una enorme implosión
en el MINERD, se agrega la demanda de contratistas de obras de construcciones
de escuelas públicas y suplidoras del
desayuno escolar y publicidad, quienes mantienen sus pagos retenidos desde el
mes de enero a espera de que el Ministro Peña Mirabal autorice el pago de los servicios que han
prestado a esa dependencia gubernamental.
La realidad es que el señor Antonio Peña Mirabal, lejos de
hacer avanzar al Ministerio de Educación, lo ha hecho retroceder porque en la
actualidad el cuello de botellas que ha creado en materia administrativa y
operativa, mantienen paralizada a esa cartera tan importante del Estado
dominicano.
La falta de aulas, el deterioro y las paralizaciones de las
construcciones de escuelas en toda la geografía nacional, así como la falta de
profesores para dar clases en los centros educativos del Estado, presagian un
mal momento para la educación pública dominicana, producto de la terquedad de
un funcionario que ha querido desconocer todo lo que se ha hecho y contratado
en el MINERD.
El presidente Danilo Medina, debería actuar con prontitud
frente al abuso de poder que ha venido cometiendo el señor Antonio Peña
Mirabal, frente a diversos sectores que de alguna manera han ofrecido sus
servicios al Ministerio de Educación, para evitar que se empañe el logro
alcanzado por su gestión en esa área tan importante y vital para el desarrollo
nacional, como lo ha sido la educación.
El Ministro Peña Mirabal, no ha respetado a nuestras
iglesias, a los padres dominicanos, ni mucho menos a los actores que están ligados
directamente con el sector educativo nacional, con sus acciones acometidas en
contra de la sociedad dominicana y eso ha frenado el desarrollo de la educación
dominicana hasta el punto de amenazar con quitarle el brillo y el esplendor que
en los últimos seis años exhibió la gestión educativa del presidente Danilo
Medina. El presidente debe detener esa mala acción para que su gestión no se
vea empañada por la mala gestión de un funcionario disociador y carente del más elemental sentido de la tolerancia, la
equidad y la razón.
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