Reacción a declaración del Ministro de Hacienda Simón Lizardo

Por Guillermo Caram 






Ante la frase del Ministro de Hacienda, “Tenemos que tener conciencia en hacer lo posible en aumentar los ingresos”, pronunciada el pasado 19 de octubre durante la misa de celebración de aniversario del Banco de Reservas, publicada al día siguiente en el periódico HOY calzada con la firma de Waldis Perez, hasta ahora no desmentida por autoridad alguna del ministerio; se hace necesario insistir en que la mayor presión tributaria impuesta a la economía y a la población garantiza  la reducción de los déficits en los resultados presupuestarios.

Contrariamente a lo que piensa el gobierno a juzgar por las declaraciones del Ministerio de Hacienda, lo pertinente, basándonos en el análisis de la situación fiscal que efectuamos de 24 años que detallamos mas adelante, es que el gobierno internalice y se rija por los siguientes predicamentos:

1.    La mayor presión tributaria ha provocado mayores déficits en los resultados presupuestarios debido a la equivocada concepción fiscal seguida en los últimos años  basada en el establecimiento de una tributación sobrecargada que ha provocado  informalidad y evasión; impidiendo que los ingresos se comporten como proyectan los funcionarios y, al no cumplirse frente a gastos entonces presupuestados obligatoriamente por ley, terminan causando los déficits presupuestarios citados. 

2.    Como el Ministro justificó la necesidad de  aumentar ingresos en los déficits presupuestarios, la vía mas expedita para ello sería corregirlos por vía de los altos niveles y mala calidad del gasto público por lo que el citado funcionario debería enfatizar en la reducción y reorientación del gasto público, priorizar las decisiones en que invertir, el mejoramiento de su calidad, reducciones de costos incluyendo eliminación de los asociados a la corrupción; todos ellos de paso, conducentes a un buen gasto público, principal estimulador del pago de impuestos por parte de los contribuyentes.


3.    Igualmente resulta imprescindible un replanteo integral en las concepciones del régimen tributario que implique simplificarlo mediante eliminación de impuestos duplicados e improductivos, reduciendo y nivelando tasas, eliminando discrecionalidades de los administradores y recurriendo mayormente a las multas a los contribuyentes violadores, evasores u omisos; en lugar de acogotar a los contribuyentes que están pagando impuestos 

4.    En todo caso, si el gobierno tiene en agenda imponer nuevos impuestos debería honrar su reiterada promesa para las elecciones del año 2012 – “de gobernar mediante pactos”, en este caso, pacto fiscal - para lo cual, evidentemente, se le está acabando el tiempo después de desaprovechar la oportunidad que se le brindó al comenzar su gestión en cuya ocasión sus funcionarios abortaron los intentos que en este sentido se auspiciaron a través del CONSEJO ECONOMICO Y SOCIAL.

5.    Dicho sea de paso para lograr una positiva y verdadera reforma del régimen tributario debería procurarse la implementación del mandamiento que al respecto ordena el art. 243 de nuestra Constitución relativo a alcanzar un “régimen tributario basado en los principios de….equidad y justicia…” que no es el caso presente, especialmente si los enfocamos desde la óptica del estímulo a nuestro sistema económico y productivo; así como el art. 244 que prohíbe exenciones impositivas al margen de sanciones favorables del Congreso Nacional.

El gobierno debería informar asimismo si existe y tiene otra forma de a aumentar ingresos sin aumentar impuestos para reducir el déficit presupuestario que el Ministro de marras admitió del 3.4% del PBI al señalar que  “los ingresos son de 14.1 % del PIB contra un gasto de 17.5% del PIB”,  en la declaración aludida.

Para avalar las afirmaciones contenidas en esta declaración, ampliamos y enriquecemos el análisis que efectuamos de los últimos 24 años  de relacionar la presión tributaria (ingresos tributarios/PBI) y los resultados presupuestarios (ingresos menos gastos/PBI); re-adjuntando el gráfico y cuadro previamente remitidos.
   
El gráfico muestra que la presión tributaria manteniendo una tendencia sostenidamente creciente hasta 2008, observa   resultados presupuestarios estables hasta ese año y por cerca de 12 años. A partir de 2008 la presión tributaria disminuye brevemente, asociándose con un aumento de resultados presupuestarios deficitarios. Pero al recuperarse la presión tributaria hasta alcanzar el nivel previamente alcanzado antes de 2008, los déficits presupuestados NO disminuyeron sino que se agravaron, aumentándose los déficits no obstante recuperarse la presión tributaria.
Agrupando por períodos en función de la tendencia que se observa en el gráfico, armonizados por períodos gubernamentales y gobernantes, construimos el siguiente cuadro:
Periodos
1991-1996
1991-2007
2008-2014
Presión Tributaria/PBI en %
10.5%
12.0%
13.3%
Resultado Presupuestario/PBI en%
0.8%
0.3%
-2.7%

Obsérvese que hasta 2007 la presión tributaria se mantuvo promediando el 12% del PBI y los resultados presupuestarios arrojaban un superávit de 0.3%; es decir que sobraba, no faltaba, dinero.
Incluso, durante la administración de Balaguer (1991-1996) la presión tributaria fue menor (10.5%)  mientras el resultado presupuestario era casi tres veces mas  superavitario, (0.8%); es decir sobraba mas dinero.
Pero a partir del 2008 a la fecha habiendo aumentado la presión tributaria a 13.3% del PBI, los resultados presupuestarios comenzaron a ser significativamente deficitarios, (- 2.7% en promedio) es decir faltaban recursos que se financiaban con endeudamiento a un ritmo 10 veces peor que el observado durante todo el período precedentemente analizado 1991-2007; y 12 veces peor que durante la administración de Balaguer.
Ojalá que el gobierno acabe de valorar las experiencias nacionales que confirman que simplificando el régimen tributario, principalmente reduciendo impuestos y tasas excesivas, en lugar de aumentarlos, es como se puede aumentar las recaudaciones y la presión tributaria; debiendo señalarse, como experiencias nacionales relevantes las de los años 70s con las leyes de incentivos fiscales y la reforma arancelaria de los años 90s, así lo confirman en nuestra nación.

Y que los déficits solo se reducen reduciendo y reorientando, y mejorando la calidad del gasto.  

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