La Seguridad Social y otras reformas pendientes serán retos a encarar por el próximo gobierno
MI SENTIR
Por Balbueno Medina
El tiempo de las
reformas que se han planteado en la sociedad dominicana ha sido agotado y el
gobierno que surja a partir del próximo año, se verá obligado a encararlas para
hacer los ajustes que demandan diferentes sectores nacionales e
internacionales.
Una de las reformas que
mayormente ansiamos los dominicanos, es la de la Ley 87-01, de Seguridad Social
de la cual más del 80 por ciento de la población no está de acuerdo con la
forma de su aplicación, pese a que en su enunciado enumera una serie de medidas
que la presentan como la normativa ideal para la solución de los problemas de
los afiliados al Sistema Dominicano de Seguridad Social.
Los inconvenientes y
dificultades que se han presentado con la aplicación de la Ley de Seguridad
Social, han sido atribuidos fundamentalmente a la conformación del Consejo
Nacional de la Seguridad Social (CNSS), que lo integran los trabajadores, el
gobierno y el empresariado, quienes ostentan el derecho a veto y cada vez que
alguno de ellos considera que sus intereses son afectados utiliza esa
prerrogativa para impedir que la moción contraria prospere, sin importar que
beneficie a las grandes mayorías del país.
Esa ha sido la mecánica
que ha guiado el accionar de la Seguridad Social y por esa razón no se ha
aplicado el régimen contribuido subsidiado, que beneficiaría a los
profesionales independientes como los periodistas y los Centros de Atención
Primaria, que beneficiarían a las grandes mayorías impidiendo que incurran en
cuantiosos gastos al comprar
medicamentos y pagar caras consultas a los especialistas de las clínicas privadas,
por la carencia de una asistencia médica oportuna y preventiva.
Cosas como esas y otras
que mantienen disgustada a la población, han obligado a la mayoría de los dominicanos
a reclamar insistentemente la reforma a la Ley 87-01, al cumplir más de 20 años
de vigencia y no experimentarse una notable mejoría en quienes sustentan su aplicación
por la precariedad de los servicios que reciben a través del Plan Básico de
Salud y las pensiones que contempla el sistema.
El gobierno que
encabeza Luis Abinader, lo mismo que su antecesor Danilo Medina, se
comprometieron a promover la reforma a la Ley 87-01, y ambos no pudieron
consumar sus aspiraciones por los intereses que se han tejido alrededor de su aplicación,
pero necesariamente el gobierno que surja en el año 2024, tendrá la
impostergable necesidad de modificarla lo mismo que otras que requiere el país
para mantener la estabilidad macroeconómica y poder seguir creciendo como lo ha
hecho hasta ahora.
En este contexto me
refiero a la demandada reforma fiscal que tanto sectores nacionales como organismos
internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial
(BM), han alertado sobre la necesidad de que sea aprobada para realizar los
ajustes fiscales que necesita el país, con el objetivo de mejorar el ritmo de
crecimiento de la economía nacional.
Otras reformas, que
fueron contenidas en el pliego de las 12 propuestas hechas por el gobierno al
Consejo Económico y Social, que se
quedaron en el tintero deberán de ser un reto para el próximo gobierno, sobre
todo si el presidente Luis Abinader, logra pasar la reelección presidencial, ya
que si sucede lo contrario consideramos que a cualquier gobernante que surja de
la oposición no le interesaría su implementación dado que las mismas surgieron
del interés del actual mandatario y pese a que fueron presentadas en el CES, morirán
engavetadas en el Congreso Nacional.
Entre esas iniciativas,
que sería importante recordar para la posteridad, se encuentran el proyecto de
Ley de Independencia del Ministerio Público, que busca crear el Ministerio de Justicia,
la del Agua, Modernización del Estado, del Transporte, sector Hidrocarburos,
educativa, entre otras, que por el momento político que vive el país permanecerán
sin ser tocadas por el Congreso Nacional, debido a que será difícil que las
bancadas logren ponerse de acuerdo para aprobarlas por las contradicciones políticas
coyunturales.
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