Vientos de cambio soplan en las Comunicaciones Dominicanas

http://www.notamedin.net/2018/05/vientos-de-cambio-soplan-en-las.html
MI SENTIR
Por Balbueno Medina
La obsolescencia que
acusan la mayoría de las legislaciones en materia de Comunicaciones en la República
Dominicana precisa de un consenso que garantice las adecuaciones que se necesitan para que la
sociedad y el Estado dominicano asuman un mejor control y regulación de los
medios de Comunicaciones y las prestadoras de servicios de Telecomunicaciones
en el país.
Este tema ha sido
objeto de preocupación del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), la Asociación
Dominicana de Radiodifusoras (ADORA), de la Asociación de Empresas Prestadoras
de Telecomunicaciones y de los profesionales de la Comunicación en sentido
general, quienes abogan por que todas las Leyes de las Comunicaciones sean
reformadas para regular efectivamente el avance que ha logrado el país en esa área.
Nosotros preocupados
por esa situación y esperanzado en que se le busque una solución en el tiempo más
inmediato posible hicimos una propuesta que más bien el gobierno y los
organismos antes mencionados deberían de acoger para que elaboren un Código de la Comunicación derivado
de la reforma de todas esas leyes que se han quedado anquilosadas en el tiempo
y hoy no sirven para regular nada.
En ese sentido, les
presento el discurso del lanzamiento de mi libro “Origen y Evolución de las
Telecomunicaciones Dominicanas Vistas por un Testigo de Excepción” y celebración
de los 20 años del programa Agenda Semanal, donde nos referimos a este y a
otros temas de interés general.}
Hace poco más de dos
años estuvimos junto a muchos de ustedes en este escenario augusto de la
cultura dominicana poniendo en circulación, nuestro libro “Huellas de una
Trayectoria Periodística”, el cual sirvió como introducción a las inquietudes
que se han despertado en mí en transitar por atrayente mundo de la escritura.
En esa ocasión,
anunciamos que nos encontrábamos dando forma a lo que hoy se ha convertido en
realidad, la entrega a la sociedad dominicana y al mundo, del libro “Origen y
Evolución de las Telecomunicaciones Dominicanas Vistas por un Testigo de
Excepción”, lo que significa que hoy cumplo ante ustedes lo que les prometí
hace más de dos años.
Sin embargo, contrario
a nuestra anterior puesta en circulación del libro ya mencionado, en esta
oportunidad se trata de una doble celebración, que incluye la conmemoración de
los 20 años de creación del programa de Televisión Agenda Semanal, el cual
fundamos el 24 de mayo del 1998, en Santo Domingo Tv, canales 69 de uhf y 24 de
los sistemas nacional de cable, donde se transmite todos los sábados a las 2 de
la tarde y ha permanecido de manera
ininterrumpida durante estas dos décadas.
La idea de crear este
espacio de televisión, nos surgió mientras cursábamos los estudios de
Comunicación Social, en la Universidad Dominicana OYM, luego de analizar la
situación de precariedad salarial por la
que atraviesan desde hacen más de cinco décadas los periodistas de nuestro
país.
Es así que mientras
ejercía el reporterismo en los principales noticieros de televisión del país,
mantenía la producción de Agenda Semanal, lo que en principio constituyo un
desafío para mí, debido a que en la Republica Dominicana no era común ver a un
periodista reportero producir un espacio de televisión, como el que inicie hace dos décadas.
Esa situación, hizo que
algunos colegas vieran con pesimismo el futuro de este espacio, y hasta
pronosticaran que no llegaría muy lejos, pero el tiempo se ha encargado no
solamente de desmentir esa aseveración, sino de que Agenda Semanal sirviera de
inspiración a otros periodistas para que crearan sus programas, incluyendo combinaciones
mercadológicas derivadas de su nombre principal, Agenda.
Parafraseando al
cantante Gardel, 20 años no es nada, no obstante las imágenes que ustedes han
visto en el día de hoy sobre el discurrir de Agenda Semanal, nos indican que
aunque no son muchas, dos décadas pesan, pisan y dejan huellas, pero seguiremos
firmes en el propósito de preservar este patrimonio del pueblo dominicano que
fue creado para hacer un periodismo diferente, basado en la defensa del honor,
el decoro y la ética profesional que abrazamos desde nuestros origines en el
periodismo.
En cuanto al libro
“Origen y Evolución de las Telecomunicaciones Dominicanas”, que ponemos a la
consideración de nuestros lectores, la sociedad dominicana y las personas que
en cualquier parte del mundo se interesan por conocer la marcha de la Industria
de las Telecomunicaciones en nuestro país, recoge más de un siglo de avances y
crecimiento del sector en la República Dominicana.
A través de este texto,
hemos realizado un amplio y minucioso recorrido temático, exponiendo de manera
práctica y llana cada una de las etapas que han caracterizado el avance y
desarrollo de la Industria de las Telecomunicaciones en la Republica
Dominicana, tomando como fundamento el invento del Código Morse, por parte de
Samuel Morse, considerado el padre de las Telecomunicaciones.
Tras realizar una
pormenorizada descripción de ese importante episodio que permitió el despegue
de la Industria de las Telecomunicaciones a nivel mundial, nos adentramos de
inmediato a presentar cada una de las etapas de desarrollo de las Telecomunicaciones
Dominicanas, teniendo como fundamento la instalación del primer cable submarino
entre Puerto Rico y República Dominicana en el año de 1883, durante el gobierno
del presidente Ulises Heureaux (Lilis), a quien se le reconoce por haber dado
el primer paso en el avance de las Telecomunicaciones criollas.
La semilla que en su
momento sembró el presidente Heureaux germino y siguió creciendo durante las
intervenciones de los Estados Unidos, principalmente en el periodo de 1916 a
1924, cuando los norteamericanos trajeron al país sofisticados sistemas de
comunicación que utilizaron en la Industria Azucarera y en sus estructuras
militares para tener el control estratégico del Estado dominicano.
Esa visión estratégica
que se tenía sobre el Sector de las Telecomunicaciones como ente de Seguridad
de los intervencionistas y el Estado
propiamente dicho, tuvo su apertura en 1930, con la llegada de Rafael
Leónidas Trujillo, al concedérsele por primera vez las licencias de operación a
dos empresas de telecomunicaciones para brindar servicios de carácter privado;
se trata nada más y nada menos, que de
la Compañía Dominicana de Teléfonos (CODETEL) y Toleran, esta ultima de capital
dominicano que al cabo de unos pocos años de servicio desapareció.
Teleram no pudo resistir
la competencia que para la época le hizo la empresa de capital foráneo CODETEL,
y tuvo que vender a esa empresa toda la infraestructura que había adquirido
principalmente en la región Este, dejándole el predomino del mercado de las
Telecomunicaciones que comparte hoy
día, debido a que es la institución del Sector de las
Telecomunicaciones que posee la más grande red de repetidoras a nivel nacional,
por el espacio que ocupa desde el momento de su instalación en el país.
Antes y durante de la era de Trujillo, el Telégrafo Nacional
como se le llamaba a la empresa Estatal que brindaba los servicios de
Telecomunicaciones, fue considerado como un
bien estratégico del gobierno y por esa razón durante muchos años, la Dirección
General de Telecomunicaciones y la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos,
permanecieron operando de manera unidas y sincronizadas en el Palacio de
Telecomunicaciones de la Isabel La Católica esquina Emiliano Tejera, en la Zona
Colonial, donde se encuentra actualmente el Centro Cultural de las Telecomunicaciones.
Con la caída del
régimen dictatorial de Rafael Leónidas Trujillo, la Industria de las
Telecomunicaciones de la República Dominicana tuvo un gran despertar, porque
surgieron nuevas empresas prestadoras de servicios de Telecomunicaciones y la
mayoría de canales de televisión de la banda VHF que todavía mantienen el
dominio de la audiencia televisiva en el país.
Con excepción de
Rahintel, frecuencia 7 de VHF, que fue el único canal privado que se otorgó al
empresario Pepe Bonilla, durante la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, las
demás frecuencias televisivas fueron concedidas durante las décadas del 70 y el
80 por los gobiernos que se sucedieron, sin tomar en cuenta los
criterios fundamentalmente técnicos, sino políticos y empresariales de manera
coyuntural.
Pese a esa inequidad,
por la que fueron marginados destacados profesionales de la comunicación, que
en ocasiones lograron desarrollar proyectos con criterios realmente
independientes, y fueron absorbidos por el gran capital de los dueños de medios
de comunicación, porque no pudieron resistir la competencia, las
Telecomunicaciones continuaron avanzando de manera acelerada y las empresas
diversificando los servicios que ofrecían a la población dominicana.
La competencia que se
produjo en el mercado privado de las Telecomunicaciones por la sed de las
principales prestadoras en ganarse el favor de los usuarios, hizo que la
empresa estatal de Telecomunicaciones, la
(DGT), que además de ser órgano regulador ofrecía los servicios de telecomunicaciones,
fuera perdiendo su espacio en el mercado por el abandono a que fue sometida por la escasa
inversión en la adquisición de nuevas redes y tecnologías de comunicación.
El deterioro que sufrió
la DGT, permitió que no solamente el Estado perdiera el control de su parte operativa, cuyos servicios eran más
accesibles a la población por sus bajos costos,
sino que también el aspecto regulatorio porque no contaba con los
equipos ni los recursos humanos necesarios capaces de inspeccionar y supervisar
efectivamente las empresas concesionarias
de Telecomunicaciones.
Las necesidades del
Estado de contar con un instrumento que por lo menos realizara las funciones de
regulación, propicio las medidas de producir una mejoría en el espectro radio
eléctrico y de asumir la responsabilidad de regular más efectivamente la radio
y la televisión, así como las empresas de Telecomunicaciones que prestan
servicios en el país.
Es así como se produce
el proceso de Reunificación de las Frecuencias, que similar a ocasiones anteriores hubo sectores que le
sacaron gran provecho político y empresarial, permitió que se resolvieran las
interferencias que se producían entre las televisoras de las bandas de VHF y se
crearan 28 nuevas frecuencias en la banda de UHF, garantizando nuevas
alternativas de ver televisión a la población dominicana que ahora disfruta de
más de 1000 empresas de telecable diseminadas en todo el país, que deberán
someterse a la conversión digital que el Indotel anuncio que produciría en el
año 2021, según su anterior presidente José del Castillo Sabañón, y que
recientemente desmintiera el actual incumbente Luis Henry Molina, quien afirmó
categóricamente que el país no tiene fecha específica para producir el apagón
análogo que se había pospuesto en reiteradas ocasiones por el órgano regulador.
Es evidente que tanto
la televisión dominicana desde que fue creada por José Arismendy Trujillo en
1942, y los servicios de Telecomunicaciones privados en 1930, con Codetel y
1940, con Teleram, las Telecomunicaciones
Dominicanas han avanzado enormemente y eso lo debemos gracias al impulso de las
principales empresas que han liderado el mercado criollo, con la adquisición de los más sofisticados
equipos tecnológicos que ofrecen los mercados globales de las Telecomunicaciones
en el mundo de hoy.
Ese significativo y
tangible crecimiento motivado por la
feroz competencia que se ha dado en el Mercado Dominicano de las
Telecomunicaciones, ha sido lo que ha motivado que el autor de este libro, su
servidor Balbueno Medina; que sirvió por más de 14 años a la Dirección General
de Telecomunicaciones (DGT), haya plasmado en un lenguaje llano y sencillo cada
proceso, para que el lector entienda el “Origen y Evolución de las Telecomunicaciones
Dominicanas”.
De igual manera, he
entendido que el gobierno para dar los pasos
que dio, con el objetivo de conseguir una mejor regulación por el avance
logrado por el Sector de las Telecomunicaciones, adopto la inteligente idea de
reestructurar el Espectro Radio Eléctrico, crear el Instituto Dominicano de las
Telecomunicaciones y someterse a las normas y reglamentos de los organismos
internacionales de las Telecomunicaciones a nivel mundial, como forma de
beneficiarse de las asesorías y facilidades otorgadas a los países miembros.
En definitiva, este
libro hecho por un testigo de excepción, formado en el fragor del desarrollo
del Mercado Dominicano de las Telecomunicaciones, tiene como objetivo
fundamental recopilar en un mismo texto las experiencias personales vividas y
las investigaciones que hicimos a partir del interés que mostramos en presentar a los lectores y curiosos de las
telecomunicaciones, una alternativa que les sirva de consulta a la hora de
tener que hablar de una historia más de las Telecomunicaciones Dominicanas,
pero esta vez vistas desde la óptica de alguien que vivió parte del proceso de
transición, crecimiento y desarrollo del mercado de las Telecomunicaciones.
Quiero expresar mi
preocupación por la difícil situación por la que atraviesan las
Telecomunicaciones y las Comunicaciones en sentido general, producto de la
ausencia de marcos regulatorios adecuados a las nuevas circunstancias que vive
el país y que ha provocado los enfrentamientos que se han producido entre
prestadoras de servicios que amenazan con poner en entredicho la seguridad
jurídica de la Republica Dominicana.
En ese sentido,
proponemos que la Ley 153-98, que lleva 20 años
de su aplicación, sea modificada para que en vez de solamente regular la
parte operativa de las empresas de Telecomunicaciones, también se incluya la regulación
de las nuevas tecnologías de la información y los servicios de redes sociales
que estas ofrecen para reducir considerablemente los abusos, crímenes y delitos
tecnológicos que se producen frecuentemente en nuestro país y que precisan de
ser sancionados como ocurre en otras naciones del mundo.
De igual manera,
abogamos por la adecuación y modernización de la obsoleta Ley 6132 de Expresión y Difusión del
Pensamiento, del anacrónico reglamento 824 de la Comisión Nacional de
Espectáculos Públicos y de la Ley 10-91 del Colegio Dominicano de Periodistas,
las cuales han estancado el avance de
las Comunicaciones en la Republica Dominicana y limitado el desarrollo de las
Escuelas de Comunicación Social, porque todavía nuestros profesionales continúan formándose bajo las herramientas
proporcionadas por esas legislaciones fuera de época.
Lo ideal sería que el
gobierno y los diferentes sectores de
las Comunicaciones, nos reunamos en una cumbre para analizar y revisar todas esas legislaciones y en base al
contexto histórico y coyuntural que vive el país, producir los cambios y
adecuaciones que ameritan cada una de ellas, y de esa manera elaborar un Código
de Comunicación que nos permita al Estado, como regulador, y a los
Comunicadores, ir a la par con el
crecimiento experimentado por los medios de comunicación, en este momento.
Luego de estas exhortaciones, finalmente les
invito a leer, lo vivido e investigado por un testigo de excepción en la
comunicación, contenido en este libro Origen y Evolución de las
Telecomunicaciones Dominicanas, donde usted conocerá los hechos que han marcado
la ruta del Desarrollo de las Telecomunicaciones en el país.
agendasemanal@hotmail.com
16 de mayo de 2018
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