VISION Y PERSPECTIVAS DE LA LEY DE SEGURIDAD SOCIAL DOMINICANA

http://www.notamedin.net/2015/05/vision-y-perspectivas-de-la-ley-de.html
Por Balbueno Medina
LIC. Balbueno Medina
Si bien es cierto que el modelo de la Seguridad Social
Dominicano es un hibrido de las leyes que han sido aplicadas en Chile y Colombia,
no es menos cierto que lo hemos adaptado al estilo criollo a nuestra
conveniencia.
Luego de haber concluido el Diplomado en Seguridad Social, y
ponderar las debilidades y fortalezas que posee la ley 87-01, he entendido que
las grandes fallas del sistema radican fundamentalmente en la conformación del órgano
rector del mismo.
Esa situación que ha impedido que el Sistema Dominicano de
Seguridad Social (SDSS), funcione de acuerdo a sus postulados y a las
aspiraciones naturales de la sociedad dominicana, ha provocado un rechazo
inusitado de la población a la forma de su aplicación.
De igual manera, la escasa información que se maneja sobre el
funcionamiento del Sistema y las distorsiones que se dan en la provisión de los
servicios de Salud y pensiones de los afiliados, han agudizado el malestar que
siente la población contra la ley 87-01.
Por esa razón es que la mayoría de los dominicanos favorecen
una reforma de la ley de Seguridad Social y respaldan el proyecto que reduce el
porcentaje que cobran las AFP, del 30 al 15 por ciento por la administración de
las Cuentas de Capitalización Individual (CCI), a los afiliados al Sistema
Dominicano de Seguridad Social.
La realidad es, que el cobro del 30 por ciento más que excesivo, es un abuso que se comete
contra los afiliados a la Seguridad Social, cuando en la mayoría de los países de
América Latina y Europa, el porcentaje oscila entre 10 y 12 por ciento, lo que
demuestra que todavía otorgándosele el 15 por ciento a las AFP, siguen ganando
por encima de la mayoría de los países que mantienen relaciones con la
Republica Dominicana.
Sin embargo, la insatisfacción se apodera con más rudeza de
los afiliados al Sistema Dominicano de Seguridad Social, cuando de recibir los
servicios de salud se trata, ya que el Plan Básico de Salud (PBS), para algunos
resulta ser un verdadero atraco y una frustración de la cual no quisieran ni
siquiera imaginar.
Las experiencias que viven nuestros afiliados a la Seguridad
Social con el cobro extra que les hacen por las consultas médicas y la precaria
cobertura que reciben de 3 mil pesos al año por la compra de medicamentos, son parte de las
distorsiones que han impedido que los dominicanos nos beneficiemos del Sistema
Dominicano de Seguridad Social que nos hemos dado.
Lo cierto es que
muchas de esas cosas que han creado desaliento, desesperanza y repudio
del afiliado al Sistema de Seguridad Social, son violaciones que se han
cometido contra la ley 87-01, que hasta el momento nadie ha tenido el coraje y
la valentía de enfrentarlas en los tribunales de la Republica por temor a
desafiar el poder que ha promovido esas ilegalidades para su conveniencia.
La realidad es que si queremos una ley de Seguridad Social
para aplicarla a favor de los seres humanos, debemos poner a la gente en el
centro de sus ejecutorias para evitar
que las inequidades y las injusticias que se vienen cometiendo con la ley
87-01, no termine por abortar un Sistema que beneficie a la inmensa mayoría de
los dominicanos y sobre el cual se debe tener esperanzas de protección de la
vida en los años postreros.
Debemos retomar la esencia de la ley 87-01, que nos habla de
la Universalidad, la obligatoriedad y la equidad, así como de su aplicabilidad,
en lo que concierne a la cobertura del 70 por ciento en el uso de medicamentos,
el no pago de dinero extra por concepto de consultas médicas y la revisión de
los servicios dispensados por la Seguridad Social cada dos años de acuerdo a
los niveles de inflación registrados en el país.
En definitiva, hemos hecho de la ley de Seguridad Social, una
“dominicanada”, o mejor dicho una hechura de parches para beneficiar a los
mismos sectores que no han querido entender que debemos cambiar para avanzar
hacia un mejor país para todos, por lo que nos convendría mantener la ley, pero
si variar nuestra forma de actuar y de pensar introduciendo las reforma que
necesita el Sistema comenzando por la estructuración principal de su jerarquía direccional.
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