VISION Y PERSPECTIVAS DE LA LEY DE SEGURIDAD SOCIAL DOMINICANA





Por Balbueno Medina



LIC. Balbueno Medina 

Si bien es cierto que el modelo de la Seguridad Social Dominicano es un hibrido de las leyes que han sido aplicadas en Chile y Colombia, no es menos cierto que lo hemos adaptado al estilo criollo a nuestra conveniencia.
Luego de haber concluido el Diplomado en Seguridad Social, y ponderar las debilidades y fortalezas que posee la ley 87-01, he entendido que las grandes fallas del sistema radican fundamentalmente en la conformación del órgano rector del mismo.
Esa situación que ha impedido que el Sistema Dominicano de Seguridad Social (SDSS), funcione de acuerdo a sus postulados y a las aspiraciones naturales de la sociedad dominicana, ha provocado un rechazo inusitado de la población a la forma de su aplicación.
De igual manera, la escasa información que se maneja sobre el funcionamiento del Sistema y las distorsiones que se dan en la provisión de los servicios de Salud y pensiones de los afiliados, han agudizado el malestar que siente la población contra la ley 87-01.
Por esa razón es que la mayoría de los dominicanos favorecen una reforma de la ley de Seguridad Social y respaldan el proyecto que reduce el porcentaje que cobran las AFP, del 30 al 15 por ciento por la administración de las Cuentas de Capitalización Individual (CCI), a los afiliados al Sistema Dominicano de Seguridad Social.
La realidad es,  que  el cobro del 30 por ciento  más que excesivo, es un abuso que se comete contra los afiliados a la Seguridad Social, cuando en la mayoría de los países de América Latina y Europa, el porcentaje oscila entre 10 y 12 por ciento, lo que demuestra que todavía otorgándosele el 15 por ciento a las AFP, siguen ganando por encima de la mayoría de los países que mantienen relaciones con la Republica Dominicana.
Sin embargo, la insatisfacción se apodera con más rudeza de los afiliados al Sistema Dominicano de Seguridad Social, cuando de recibir los servicios de salud se trata, ya que el Plan Básico de Salud (PBS), para algunos resulta ser un verdadero atraco y una frustración de la cual no quisieran ni siquiera imaginar.
Las experiencias que viven nuestros afiliados a la Seguridad Social con el cobro extra que les hacen por las consultas médicas y la precaria cobertura que reciben de 3 mil pesos al año  por la compra de medicamentos, son parte de las distorsiones que han impedido que los dominicanos nos beneficiemos del Sistema Dominicano de Seguridad Social que nos hemos dado.
Lo cierto es que  muchas de esas cosas que han creado desaliento, desesperanza y repudio del afiliado al Sistema de Seguridad Social, son violaciones que se han cometido contra la ley 87-01, que hasta el momento nadie ha tenido el coraje y la valentía de enfrentarlas en los tribunales de la Republica por temor a desafiar el poder que ha promovido esas ilegalidades para su conveniencia.
La realidad es que si queremos una ley de Seguridad Social para aplicarla a favor de los seres humanos, debemos poner a la gente en el centro de sus ejecutorias para  evitar que las inequidades y las injusticias que se vienen cometiendo con la ley 87-01, no termine por abortar un Sistema que beneficie a la inmensa mayoría de los dominicanos y sobre el cual se debe tener esperanzas de protección de la vida en los años postreros.
Debemos retomar la esencia de la ley 87-01, que nos habla de la Universalidad, la obligatoriedad y la equidad, así como de su aplicabilidad, en lo que concierne a la cobertura del 70 por ciento en el uso de medicamentos, el no pago de dinero extra por concepto de consultas médicas y la revisión de los servicios dispensados por la Seguridad Social cada dos años de acuerdo a los niveles de inflación registrados en el país.
En definitiva, hemos hecho de la ley de Seguridad Social, una “dominicanada”, o mejor dicho una hechura de parches para beneficiar a los mismos sectores que no han querido entender que debemos cambiar para avanzar hacia un mejor país para todos, por lo que nos convendría mantener la ley, pero si variar nuestra forma de actuar y de pensar introduciendo las reforma que necesita el Sistema comenzando por la estructuración principal de su jerarquía direccional.

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