A propósito de “Manos Duras” para combatir la Delincuencia

Por Guillermo Caram 




El recién designado Jefe de la Policía Nacional ha recurrido a una expresión que ya puede considerarse de Perogrullo: Declaró que adoptará manos duras para combatir la delincuencia.
Pero resulta que aún cuando ése tipo de manos sea necesario para enfrentar la delincuencia, las mismas  no son suficientes. Se requiere actuar en otras áreas, muchas de ellas previamente, que son de competencia del gobierno en general y no del jefe  de la PN en particular.
En interés de contribuir a satisfacer un reclamo generalizado de la ciudadanía así como al éxito de la gestión del nuevo incumbente, resulta conveniente recordar que disposiciones similares fueron adoptadas sin que se haya logrado un clima sosteniblemente de seguridad ciudadana. Por eso han fracasado todos los planes de seguridad ciudadana.
La razón de ello es que hasta ahora todos los planes han apuntado a combatir la delincuencia resultante de una serie de causas que no se han encarado satisfactoria y adecuadamente; las cuales forman parte de políticas públicas que compete  implementar al gobierno, no a la autoridad policial.
Combatir con efectividad y sostenibilidad la delincuencia requiere enfocar y abordar las causas que la originan; radicando aquellas de carácter económico, social e institucional, de carácter profiláctico tales como:
1) Una economía centrada en la generación de puestos de trabajo de calidad habida cuenta que el desempleo empuja a la delincuencia en procura de ingresos para satisfacer sus necesidades y las de su familia
2)  Estimular ésta economía requiere que la iniciativa privada (bancos, inversionistas, etc) invierta en actividades generadoras de puestos de trabajo en circunstancias que actualmente estamos regidos por una economía rentista y especulativa que impulsa a estos agentes económicos a invertir donde mas y cómoda rentabilidad puedan obtener.
3)  El gobierno dominicano, a través de su fiscalidad deficitaria, constituye hoy día el principal atrayente de esa inversión rentista y especulativa. Por sus altos déficits succiona posibles inversiones productivas atrayéndolas mediante altas tasas de interés, exenciones impositivas, garantía soberanas, etc.;
4)  Corregir los déficits públicos, pasando de una fiscalidad deficitaria a una superavitaria, constituye pues una condición tan necesaria como las manos duras para combatir la delincuencia. Permitiría además, disponer de excedentes económicos para invertir en producción generadora de puestos de trabajo, directamente o a través de infraestructura, o a la satisfacción de necesidades sociales a través de servicios públicos mas adecuados que los disponibles actualmente traducibles en mejorías condiciones de vida de moradores de nuestros barrios
5)  El Estado debe fomentar políticas despojadas de dependencia clientelar y/o participación de funcionarios en beneficio propio, en sus iniciativas e intervenciones, revistiéndola de integridad y honradez; a fin de contribuir a crear un clima de comportamiento sujetado a legitimidad, legalidad y transparencia, libre de  picardías y tramposerías que sirven de caldo de cultivo a la delincuencia
6)  Aplicar las sanciones previstas en las leyes a la  “delincuencia de cuello blanco”: Si no se castigan los delitos cometidos por gobernantes y/o poderosos, incluyendo faltas y abusos de autoridad,  se carecerá de autoridad moral para apelar y someter a los gobernados al imperio del respeto a la vida y bienes de otros ciudadanos.
7) Combatir impunidad mediante la estructuración,  sometimiento y seguimiento de expedientes de quienes cometan faltas u omitan acciones en perjuicio ciudadano; dando cumplimiento a  legislaciones vigentes que sancionan la corrupción, particularmente  las relacionadas con declaración de bienes: cotejo con ISR, etc
8) Gobernar con  el ejemplo, evitar despilfarro y ostentación. Si los gobernantes ostentan, no es posible pedirle privaciones a los gobernados.  Acabar con la cultura de dispendio
9) Estudiar la legalización de ciertas actividades propendentes a delinquir, como el tráfico de sustancias y armas, siguiendo experiencias exitosas de otros países,

10)     Cumpliendo estas premisas profilácticas de competencia extra-policial es posible aplicar terapias judiciales y policiales con cualquier tipo de manos; sin que pueda faltar prioritariamente el desarme de la población así como el reordenamiento y saneamiento barrial demo-territorial para facilitar acciones en los sentidos arriba indicados

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